Las cifras de vertimiento de energía renovable, es decir, que no pudo ser utilizada, durante lo que va del año muestra niveles nunca antes vistos, según las cifras al cierre del mes de julio. En este sentido, a la fecha se han dejado de utilizar del orden de los 2.206 GWh, cifra que es más de seis veces de lo que se perdió en el mismo período en 2021.
Incluso, con el indicador actual ya se superó por lejos el volumen de todo el año anterior, donde se vertieron 1.647 GWh.
Entre las razones que explican esta situación figuran la falta de líneas de transmisión para transportar la energía renovable, aportes que han crecido un 40% en 12 meses, ya que en su mayoría esta nueva capacidad se ha ubicado principalmente al norte de la subestación Quillota, donde se han observado limitaciones relevantes a nivel de transmisión principalmente durante el día.
El fundador de la consultora Spec, Carlos Suazo, recuerda que si bien el vertimiento es relativamente menor cuando se lo compara con la energía inyectada por fuentes renovables, los efectos económicos que ello genera resultan ser relevantes, pues la señal de precio que activa es un costo marginal cero a nivel local.
“Esto sin duda genera un mayor riesgo para proyectos que estén detrás de una congestión, con mayor impacto cuando estos se estructuran financieramente bajo esquemas de contratos de energía cuyo suministro no está en la misma zona. Ello ha gatillado que gran parte de la industria se encuentre acoplando proyectos renovables con el desarrollo conjunto de sistemas de almacenamiento”, comenta Suazo.
El experto destaca también que el vertimiento es una situación endémica de los sistemas eléctricos, ya que las redes no se planifican para minimizar el nivel de vertimiento del sistema, por lo que es relativamente normal observar este fenómeno.
Pero para hacer frente a esta situación, describe una serie de alternativas, por ejemplo, evaluar la postergación de trabajos de mantención de tramos críticos de la red en períodos de verano, mejoras en la programación de la operación y en la gestión de partidas en caliente, revisión de parámetros operacionales, y mejoras en el proceso de pronóstico de demanda y recursos renovables.
Con todo, se espera que esta cifra siga subiendo en el resto del ejercicio, pues según datos del Coordinador, se estima que cerca de 4.000 MW en proyectos fotovoltaicos entren en operación hacia final de año, por lo que de materializarse, se observará un nivel de vertimientos que superará con creces lo visto en la última parte de 2021.
Transmisión
Frente a esta situación, desde la Asociación de Transmisoras comentan que tanto para el corto como el mediano plazo, las empresas del gremio están proponiendo obras para incorporar en los planes de expansión que permitan utilizar de mejor manera la infraestructura existente.
“Lo fundamental aquí es que todo lo que se proponga sea compatible con el desarrollo del sistema a largo plazo. Para evitar que sigamos teniendo altos niveles de vertimiento en los próximos años —lo que sin duda es un problema crítico—, es vital planificar adecuadamente la transmisión pensando en ese horizonte; y, por cierto, mejorar lo más pronto posible las señales necesarias para que las inversiones se concreten”, señala el director ejecutivo de Transmisoras de Chile, Javier Tapia.
Mejorar este tipo de infraestructura es fundamental para enfrentar los diferentes objetivos del país, tanto en descarbonización como en carbono neutralidad. “Chile tiene el gran desafío de ser un país carbono neutral el 2050 para enfrentar la crisis ambiental que vivimos. Para lograrlo, es imprescindible incorporar sistemas de transmisión para potenciar y aprovechar las energías limpias generadas, principalmente en el norte de Chile y que hoy se pierden por falta de sistemas que puedan llevarlas hacia las zonas de consumo”, explica Sebastián Fernández, gerente general de Conexión Energía, firma a cargo de la construcción de la línea Kimal-Lo Aguirre.